Iba caminando sola por sus barrios, si bien era tarde, uno jamás cree que le pasará algo. Estaba cerca de su casa, de hecho ya casi llegaba, cuando un tipo se puso a caminar tras ella. Naturalmente una camina más rápido esperando sentirse un poco idiota por haberse pasado un rollo de ese tipo, pues, la mayoría de las veces el tipo nunca camina más rápido, pero esta vez no fue el caso, el tipo sí aceleró el paso y corrió tras ella cuando ella lo empezó a hacer. Él fue más rápido, la alcanzó y la haló del pelo hacia un lugar donde no sería fácil visualizar la escena. Por lo mismo ella grita advirtiendo el peligro que se le viene encima y ahí viene el primer puñetazo. Desconcertada mira sus ojos y fue ahí cuando vio una frialdad que jamás vio antes, se preguntaba que le había pasado a ese pobre tipo para que estuviese haciendo algo así. Ella es tan pura que no se preguntaba por qué la golpeaba, no se preguntaba porque la quería llevar, no se preguntaba por qué a ella, ella se preguntaba por la vida de aquel hombre que la estaba maltratando.
Cuando se dio cuenta de que aquel tipo no quería su celular, su billetera o un agarrón loco, sino que en realidad lo que él quería era llevársela quien sabe a dónde o con quién, fue cuando comenzó a gritar descontroladamente otra vez, claro que esta vez mucho más fuerte y constante, si no la ayudaban en ese momento, no sería nunca. Lamentablemente para ella, esos gritos le salvarían la vida, sí, sin embargo también sería el suceso que dio paso a su estadía en el hospital donde yo la vi. El tipo al ver que no se callaba se desesperó y la agarró como en un ring de boxeo en el cual ella no era más que el saco con el que se entrena, pues ella jamás levantaría la mano contra otro ser humano. El tipo arremetía contra su carita de manera brutal, hasta que aparece otro tipo y un taxi. De esta forma el tipo salió caminando del lugar, como si nada hubiese pasado mientras ella sangraba por dentro y tenía su cara levemente desfigurada y adolorida producto de la fractura que le produjo entre el cráneo o la mandíbula. No contento con ello también se la dislocó.
El tipo que llegó a “salvarla” la contuvo un buen rato y mandó a un vagabundo desorbitado que se encontraba en el lugar a que la escoltase al hospital, que para suerte de ella estaba al frente, mientras él iba a buscar al otro tipo para golpearlo. De todas formas la caminata no fue nada fácil para ella, con el shok que tenía más los golpes y la desconcertación a cualquiera le habría dado miedo que te siguiera por la calle un tipo al que no conoces, que está sucio y que más encima huele mal.
El resto de la historia es innecesaria, a fin de cuentas ella llegó a la misma pieza donde estaba mi Vivi, claro que sin atención alguna por varios días.
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1 comentario:
impotencia...
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