Aunque nunca pudo interpretar bien su papel, al menos lo intentaba. Corría con sus hijas, se preocupa si les faltaba algo, celebraba cosas importantes, hacía chistes y bromas para amenizar todo. Siempre hubo una favorita, sí, así equilibraba las cosas, pues por el otro lado aquella niña nunca fue amada por su madre. Habían sueños, salidas, cuidados y cariño. Había tanto amor en el aire.
Todo era perfecto, era increíble. Sin embargo pasaron los años y lo echaron a perder todo.
Pues le recordó que nunca pudo interpretar su papel, sólo que lo intentaba y se cansó. Ahora corría a sus hijas, le molestaba que les faltase algo, no había nada que celebrar, hacía comentarios con ironía para hacer sentir su desagrado. Ya no era su favorita, sino con quien más se desquitaba, sí, así equilibraba tantos años de entregar de más, por otro lado aquella niña, que ya no era una niña, se refugió en su madre. Hubo sueños, salidas, cuidados y cariño. No quedó ni siquiera el aire.
1 comentario:
Ameno a la lluvia.
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