martes, 28 de septiembre de 2010

Peliroja

Cada vez que te sueltas el pelo siento que al menos algo pequeño he logrado en ti.
Te quiero con el alma mujer.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Mentolatum.

Huele rico la almohada, huele rico el pelo, huele rico el cuello, huele rico eso.
Creo que tienes la nariz tapada.

martes, 21 de septiembre de 2010

S.U.R.

Y ellos se sentaron a esperar a que el tiempo pasara,
al igual que todos los días.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Duerme Negrita

La ultima vez que me sentí así de penca...el punto es que duró más de tres años, consecutivamente.


Te entiendo absolutamente, yo también he pasado por lo que te llevó a tomar esa determinación. A muchos no nos dio el valor para hacerlo, a otros nos dio pero no nos resultó. Tú lo hiciste, terminaste con todo ello que te quitaba el sueño y lograste dormir. Quedamos nosotros aquí, te recordaremos muchas veces y seguiremos sin lograr conciliar el sueño.
Anoche, él dijo que yo no dormía, realmente no dormía; pues, hay cosas que me quitaron el sueño y quizás nunca lo conciliaré.
No duermo desde ese día...ese maldito día.

Duerme tranquila, el cansancio fue devastador.

Marcaste una etapa en mi vida...aún me cuesta creerlo. Suerte.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Amigos en Negativo


Yo no sé qué espera la gente de las personas, ¿por qué esperar algo de alguien más? Cómo
alguien puede dar un discurso de dar sin pedir nada a cambio, si siempre se está esperando una respuesta.
Esa respuesta siempre ha sido dada, pero si no se quiere leer es imposible que se entienda.

Estamos en una guerra constante, sí, guerra, pues esto ya se trata de un bombardeo mutuo entre amigos que compiten por ser mejor que el otro; es la estupidez más grande que puede hacer uno como amigo de alguien más. Hacer lindas cosas por ese alguien especial, sólo para ver si se da cuenta, para ver si actúa como YO espero que lo haga, para que me lo devuelva o simplemente para que me demuestre que YO soy mejor... ES UNA PELOTUDEZ!

Amo a mis amigos, quizá no siempre puedo hacer cosas para demostrárselos, pero sí las haré cada vez que pueda. Tengo muchos amigos, suelo enamorarme de mis amigos con facilidad, no me cuesta enaltecer a las personas; para muchos eso es un problema, quisieran ser únicos, quisieran ser ese todo. No funciono así, mis amigos son y aquellos que no entiendan ello, es más, que llegan a molestarse con uno por ello, quizás nunca hayan sido mis amigos, sin embargo para mí lo seguirán siendo.

Esta situación está llegando demasiado lejos.
Aprendí que no puedo esperar nada de la gente, espero que la gente aprenda que no tiene que esperar nada de mí, ni de nadie más. Eso no es sano, ni para el que espera, ni para quien hace cosas sin ser notado.

El cariño siempre seguirá intacto.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Mundo cruel, muy cruel. IV parte, parte final.

Cuando terminó su historia, me dolió el alma saber que en la vida pasan cosas como esas, pero más me dolió que le pasen a personas como ella, ella que no le hace daño a nadie, que mira la vida desde el amor mismo, una persona a la que admiro por ser tan bella, inteligente y a la vez tan humilde.
Llegué a mi casa con la ayuda de Sebastián, pues, después de todo lo que me contó no pude dejar de sentirme invadida por un terrible miedo de andar sola por la calle de noche, más por esos barrios. Le conté a mi madre y comenzamos a recordar algunas vivencias de cando éramos niñas, anécdotas que nos marcaron ciertas cosas en las que hoy basamos nuestras vidas, sucesos que nos llevaron a ser amigas. Es por esa razón que decidí buscar las muchas cartas que cuando niñas nos mandábamos, si bien vivíamos al lado no nos veíamos tanto como quisiéramos, ella estudiaba mucho y como era muy activa en colegio siempre tenía cosas que hacer.
Son cartas de niños, se habla de colegio, bailes, niños que nos gustaban y una que otra tontería más, pero para mí en ese momento, era lo máximo, aquello que me hacía vivir.
Adoro tener esas cartas, siempre me hacen recordar aquella amistad tan linda que logramos entablar; cada vez que las leo veo lo madura que era para su edad, lo cariñosa y preocupada, tenía tantas cosas en qué pensar y de todas formas se daba un tiempo para escribirme en un esquela u hoja de cuaderno aquellas palabras que hoy agradezco haber recibido algún día.
Esta vez no será como antes, llevo las cartas al hospital para recordar cosas juntas y dar pie a un contacto permanente con la niña de los ojos especiales.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mundo cruel, muy cruel. III parte

Iba caminando sola por sus barrios, si bien era tarde, uno jamás cree que le pasará algo. Estaba cerca de su casa, de hecho ya casi llegaba, cuando un tipo se puso a caminar tras ella. Naturalmente una camina más rápido esperando sentirse un poco idiota por haberse pasado un rollo de ese tipo, pues, la mayoría de las veces el tipo nunca camina más rápido, pero esta vez no fue el caso, el tipo sí aceleró el paso y corrió tras ella cuando ella lo empezó a hacer. Él fue más rápido, la alcanzó y la haló del pelo hacia un lugar donde no sería fácil visualizar la escena. Por lo mismo ella grita advirtiendo el peligro que se le viene encima y ahí viene el primer puñetazo. Desconcertada mira sus ojos y fue ahí cuando vio una frialdad que jamás vio antes, se preguntaba que le había pasado a ese pobre tipo para que estuviese haciendo algo así. Ella es tan pura que no se preguntaba por qué la golpeaba, no se preguntaba porque la quería llevar, no se preguntaba por qué a ella, ella se preguntaba por la vida de aquel hombre que la estaba maltratando.

Cuando se dio cuenta de que aquel tipo no quería su celular, su billetera o un agarrón loco, sino que en realidad lo que él quería era llevársela quien sabe a dónde o con quién, fue cuando comenzó a gritar descontroladamente otra vez, claro que esta vez mucho más fuerte y constante, si no la ayudaban en ese momento, no sería nunca. Lamentablemente para ella, esos gritos le salvarían la vida, sí, sin embargo también sería el suceso que dio paso a su estadía en el hospital donde yo la vi. El tipo al ver que no se callaba se desesperó y la agarró como en un ring de boxeo en el cual ella no era más que el saco con el que se entrena, pues ella jamás levantaría la mano contra otro ser humano. El tipo arremetía contra su carita de manera brutal, hasta que aparece otro tipo y un taxi. De esta forma el tipo salió caminando del lugar, como si nada hubiese pasado mientras ella sangraba por dentro y tenía su cara levemente desfigurada y adolorida producto de la fractura que le produjo entre el cráneo o la mandíbula. No contento con ello también se la dislocó.

El tipo que llegó a “salvarla” la contuvo un buen rato y mandó a un vagabundo desorbitado que se encontraba en el lugar a que la escoltase al hospital, que para suerte de ella estaba al frente, mientras él iba a buscar al otro tipo para golpearlo. De todas formas la caminata no fue nada fácil para ella, con el shok que tenía más los golpes y la desconcertación a cualquiera le habría dado miedo que te siguiera por la calle un tipo al que no conoces, que está sucio y que más encima huele mal.

El resto de la historia es innecesaria, a fin de cuentas ella llegó a la misma pieza donde estaba mi Vivi, claro que sin atención alguna por varios días.

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Mundo cruel, muy cruel. II parte

Fui a ver a mi amiga linda al hospital, iba asustada porque iba tarde e hice la travesía de la vida para llegar a la hora, no quería llegar atrasada porque ya había fallado el día anterior y se iba a enojar. Llegué con la ayuda de mi primo, y cuando entré estaba mi amiga acostada en la camita con mejor cara que nunca, así que entré contenta mirando las demás caras de la habitación, me detuve dos segundos en una carita hinchada con unos ojos muy particulares, pero seguí mirando, saludé y me senté, fue ahí cuando mi mente paró y dije “Yo a ella la conozco, ella era mi mejor amiga cuando chica. Es la Taty”. Claro que era ella, esos ojos son algo inconfundible, me acerque para preguntarle qué le había pasado, estaba feliz de verla de nuevo, pero no precisamente en el hospital.

Por qué estaba en el hospital, todas las personas de la sala estaban con pijama y conectadas a algún tipo de analgésico, pero ella no, ella estaba vestida, con dolores y con un pañuelo que le tapaba la cara. Crucé un par de palabras con ella, sin ahondar mucho en los detalles de su estancia en aquel lugar mientras seguía compartiendo con la Vivi, más que mal era a ella a quien yo iba a ver. Durante el transcurso de la tarde me fui enterando lo que le pasó, no lo podía creer, cómo a la niña más dulce que he conocido en la historia de la vida le pudo haber pasado una cosa así.

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